De las recientes tribulaciones

No cabe duda que ser papá no es fácil. Han pasado muchas cosas este mes, recuerdos que no se comparan. Aprovechando la intimidad de mi sala, que mis amores duermen, me cobijo en la catarsis y la confianza de mi blog. 

Hoy cumple 1 mes mi Camilo, mi David. Mes difícil, lleno de pruebas de todo tipo. Verlo crecer, sonreír e incluso llorar, me dan la fortaleza que necesito para ser mejor todos los días. ¿Qué tanto te cambia la vida tener un hijo? me preguntó un colega. Todo, le contesté. Te das cuenta que todos los días son una oportunidad de hacer mejor las cosas, de dar lo mejor de uno. 

Si me preguntan, sí, quiero ser el héroe, ejemplo o ídolo de mi hijo. Quiero que crezca siendo una mejor persona que yo, y que su hijo sea mejor que nosotros dos. Espero tener suficiente vida para acompañarlo y guiarlo de la manera correcta. 

Hace poco visitamos a Francis, la mamá de mi hermano David. No fue sino hasta que llegamos a la puerta que me dí cuenta que no fuimos antes porque no estábamos listos. De alguna manera, hablar con ella fue volver a vivir eso que no se le desea a nadie. Aún así, admiro la fortaleza de Francis. Perder un hijo, no es algo que quisiera experimentar. 

Me agrada en demasía saber que David Camilo es querido por muchos, amigos y familiares. Ese niño viene a representar muchas cosas. En pocas palabras, lo amo. 

A pesar del cansancio, de la dinámica laboral, la dinámica del hogar, cada esfuerzo, cada acción, cada paso que doy, lo doy pensando en mi familia. Entiendo ahora, a lo que se refiere la gente cuando habla sobre el motor de sus vidas. Y mi motor, es sin duda, mi familia. 

Escribiría más, siguen ideas atoradas en mi cabeza, pero el sueño hace de las suyas y esa almohada me está seduciendo. 

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