Nueve // Año 8

Hola, Matías. 

El otro día pensaba en todo lo que has crecido, probablemente más rápido de lo que yo he aprendido a ser padre. Que parece que pasan unos meses, pero el año se nos viene encima y no termino de hacer lo que quisiera hacer, en tener todo listo para pasar más tiempo contigo y que todo eso parecen dos mechas encendidas a punto de llegar a algo que no se cómo explotará. 

Aunque pasamos más tiempo en el segundo año de pandemia, mentalmente estuve en muchas otras partes que aquí contigo, y por eso me disculpo profundamente. 

Me ha llenado plenamente verte crecer, madurar, explorar, vivir y disfrutar. Eres uno de esos ejemplares peculiares que mantienen su sana capacidad de asombro, un alma brillante que encuentra lo bueno en otros, aunque te haya contagiado esa manía de observar lo mal que otras personas conducen un auto. 

Espero que mantengas ese optimismo, esa perspectiva de la vida de ver el vaso medio lleno, de ser feliz con lo que tienes y con quién lo tienes. Te mentiría si te dijera que es algo fácil, porque para mí no lo ha sido. En la vida te encontrarás con situaciones que te harán dudar de esa capacidad de ver las cosas. 

Para cuando leas esto, espero que te encuentres bien, que me encuentres bien y que tu alma siga creciendo tan noble y curiosa como lo es ahora, que cumples tus ocho años a nuestro lado. 

Te querré siempre, 

Tu papá. 







 

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