Nueve // Año Cuatro

Tengo que admitir que me cuesta un poco de trabajo escribir esto. En los últimos días, se me ha venido a la mente lo que ocurrió hace un año, cuando tu abuelo murió. 

Lo que tengo muy en claro, es tu personalidad. La despreocupación hacía el mundo y tu manera de relacionarte con las demás personas, con tu familia, en tu escuela, es demasiado particular. Me gusta pensar que ese desapego a personas, lo que te hagan o sus acciones, puede servirte a concentrarte en lo que es importante en esta vida, y en vigilar tus propios pasos en este mundo. 

Sé que algún día entenderás que cuando digo que eres muy diferente a tu hermano, no lo hago por comparar, sino por reconocer lo que los hace únicos, que no pueden ser iguales, y que eso no tiene nada de malo. 

Este último año creo que tengo que pedirte perdón. No he podido pasar tanto tiempo contigo y sé que te debo eso. Aunque sé que la situación te pasa por desapercibido, es mi intención que tengas buenos recuerdos conmigo. Verás que este año será diferente. 

Lo que tienes que saber es que eres un niño muy listo, falto de concentración, pero muy listo en la construcción. No me has dicho qué quieres hacer de tu vida, pero estoy seguro que tendrás una inclinación con la creación. 

Enamoradizo, coqueto, voluble. Es algo que he podido notar en tu carácter. Sé que tienes un corazón enorme como tu hermano, entregado y humilde. Espero que eso no sea una debilidad con ustedes y que sean lastimados por otras personas. 

Sabes ser feliz con lo que tienes, eres ocurrente, vivaz. No he visto en otro niño una sonrisa más honesta que la tuya, increíble y hermosa cómo se combina con tu mirada. 

Bien, ya has entrado a la escuela y veo que te gusta. Espero que con el tiempo puedas saber cuál es tu camino en este mundo, y te concentres en él.  

No olvides nunca, nunca, de ser feliz. 

Te ama, siempre 

Tú papá 


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