Septiembre

Después de un frustrante día de trabajo, donde los autos a mi alcance resultaron descompuestos, tuve que tomar un taxi de regreso a casa y caminar algunos cuantos kilómetros.

La verdad es que creo que fue lo mejor, así disfrute de un poco de aire, sudé un poquito las toxinas, despejé la mente y pude apreciar uno de los atardeceres más chingones del verano.

No niego que me faltó un cigarro, para acompañar tantas estrofas que pude escuchar y otros tantos párrafos que pude leer de Gerardo Reyes durante el trayecto a casa.

Sin duda y a pesar de que diariamente uno se enfrenta a un variable número de problemas, no existe un conflicto que no se pueda resolver con la cabeza en frío. Buenas noches.

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