Desiderata

Hoy me doy cuenta que esta entrada en el blog es la número 50. Algunos pensarán que habrá algo que celebrar, como si el 50 fuera un número especial. Hoy no celebro.

Este domingo terminó una semana deprimente. Un joven de 16 años mató y violó a su propia tía de 25 años, dejando huérfanos a dos pequeños, uno de 10 y otro de 3 años. Ambos presenciaron la muerte de su madre.

El sábado, un joven bajo el influjo de alguna droga apuñaló y mató a su abuela. Sus 75 años terminaron en minutos por la disociación con la realidad que vivió su nieto, de 18 años de edad y el cual ya cuenta con un surtido historial delictivo.

Apenas ayer, resultado de un accidente entre un tractocamión y una camioneta, ví el zapatito de una pequeña de 6 años que sobresalía de una sabana blanca entre los fierros retorcidos de una camioneta Durango.

Una pequeñita de 6 años, apenas consciente de su vida, sufrió por lo menos 5 minutos un dolor inimaginable, antes de que la reportaron como fallecida a causa de las contusiones.

Yo lo ví. En cada situación ví llegar a familiares desesperados a la escena. Lloraron, gritaron, golpearon sus vehículos, se abrazaron, renegaron ante su Dios y sufrieron.

Increíble saber que hay gente que se acostumbra a vivir este tipo de escenas. A mí me parece imposible. Acudó al lugar por un deber profesional.

No puedo decir que fue una buena semana, no puedo decir que me alegra que este sea el post número 50 de este blog ni siquiera me alegra saber que a veces puedo tener el tiempo de regresar a escribir y que ésta sea una de esas veces.

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